Testimonios

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M. Paz

Mi lema al entrar aquí fue:  Aquí quiero vivir, aquí quiero sufrir y aquí quiero morir, y el Señor me ha ido llevando según su designio. Él me ha tratado con mucho cariño, mucha paz y amor, sin dejar de tener bastantes y fuertes ocasiones de sufrir.

Sentí la llamada de Dios desde muy pequeña. Recuerdo que con cinco años, me ponía una toalla en la cabeza, como si fuera una toca, y decía a todos cuantos pasaba por mi finca que quería ser monja. La vida fue transcurriendo, me descubría muy vanidosa y femenina, tuve un novio oficial, pero luego terminamos, y tras esto, solo tenía en mi mente ser monja. Luego llegó la guerra, y ayude a mi madre en todo lo que podía. Conocí a los monjes de San Isidro, convirtiéndose el P. Teófilo Sandoval, en mi director espiritual. Fue por este medio, como Dios me trajo hasta Sevilla.

Cuando entré, eran 18 de Comunidad y ya todas han pasado a la Patria Celestial. Ellas me ayudaron mucho con sus vidas llenas de santidad, y ejemplaridad.

Ya llevo en el monasterio 74 años, y estoy muy contenta, he tenido siempre mucho celo por la Liturgia y por estar siempre donde está mi Comunidad. He servido a mis hermanas con los dones que Dios me ha dado, con gran alegría y entusiasmo, sin escatimar ningún esfuerzo. Ya, a mis 99 años tengo muchas limitaciones, pero tengo mi corazón lleno de amor para con Dios y para con todas mis hermanas. Ofrezco el testimonio de mi vida, de mi oración y entrega, por el bien de la Iglesia y de todos los hombres.

Estoy muy agradecida con Dios por el Don inmenso de la Vocación.

 

nullSor Soledad Rosado

Voy a intentar definir mi vocación y mi vida religiosa.

La preocupación mayor de mi vida ha sido, y sigue siendo, el cumplir la voluntad de Dios.

Creo que he sido llamada desde siempre, como suele decirse, “desde el vientre materno”, pero, sobre todo, se despertó más mi inclinación a la vida religiosa, a partir de unas misiones que tuve en el pueblo, siendo jovencita. Desde entonces, siempre le pedí al Señor que me mostrara el camino que Él quería para mí.

Este ha sido un proceso muy largo pues el Señor no me mostraba elocuentemente lo que quería. El tiempo pasaba, y no me decía nada claro. En este periodo sufrí bastante espiritualmente.

Cuando fui mayor de edad, veía que en el pueblo no encontraba nada que llenara mis aspiraciones espirituales, además, había muerto el sacerdote que era mi confesor, quien desde pequeña me había guiado y me conocía muy bien. Entonces me sentí muy sola y abandonada; no veía nada claro, y sentía que la barquilla naufragaba sin encontrar el reposo que buscaba. Gracias a Dios que me dio una familia muy unida, y unos padres, yo diría casi “modelos”, muy cristianos y de una gran rectitud de conciencia, por lo que mi formación fue muy buena. Pero, por esta necesidad de buscar un ambiente favorable a mis aspiraciones. tanto de trabajo como de mi espíritu, hizo que me fuera un tiempo para Barcelona con mi hermano pequeño que trabajaba allí. Durante ese tiempo, trabajé y estudie. Luego me fui a Madrid y, por mediación de un padre capuchino entre a trabajar en el Instituto antiasmático y alérgico en Madrid, en el que estuve catorce años.

A la vez, trabajé mucho en la Legión de María de la parroquia San Antonio, y también pertenecía a la Adoración Nocturna. Fue allí donde una noche, en la que precisamente no quería ir pues había tenido una pequeña contradicción en el trabajo, y no me encontraba con el ánimo para estar ante el Señor, pues sabía que estaría dándole vueltas en mi cabeza a todo lo sucedido, Él me esperaba. Fue todo tan claro y tan bonito, que nunca dude más lo que el Señor quería de mí. De ahí salí convencida que marcharía de monja de clausura y, aunque no sabía dónde ni como, lo dejé todo en sus manos. Tardé un año en venirme al monasterio y estaba muy tranquila, pues el horizonte lo tenía tan claro que dejé de darle tanta importancia a lo que otras veces, por pequeñas cosas que fueran, me preocupaban o inquietaban. Esto fue en octubre de1977.

Luego vine a hacer una experiencia en Agosto de 1978, que era cuando tenía mis vacaciones, y luego entré definitivamente en marzo de 1979 y, desde entonces estoy aquí y cada día más contenta y, aunque vine, como se suele decir, de vocación tardía, le doy muchas gracias a Dios por la trayectoria de Él en mi vida. Desde que puse los pies en el Monasterio, se acabaron todas las dudas, pues veía claro que esto era lo que el Señor quería de mí. Y aquí sigo en mi Monasterio, intercediendo por todos y por todo, feliz y contenta.

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Hna. Dora Inés

El pasado domingo 14 de Junio en el monasterio cisterciense De San Clemente de Sevilla, he tomado el hábito de novicia, iniciando así mi vida monástica contemplativa, después de 13 meses de postulantado. He dejado mi familia a la cual amo y agradezco por todo lo que han hecho por mí, especialmente a mis padres, también he dejado mi país, mi profesión, mi trabajo, sin duda cosas muy buenas, que no me llenaban, siempre tenía la sensación de que faltaba algo; y el Señor que como dice el profeta: ¨Me has seducido y yo me he dejado seducir¨ y no solo seducir, me he dejado llamar, atraer, consentir, amar. Pero el Señor no la ha tenido nada fácil con migo, ya que, en alguna época de mi vida, pensé que la iglesia no servía para nada y de curas y monjas ni hablar, y el papa como dice una canción de Joaquín Sabina: ¨El papa de Roma un particular mas¨, que vive en un esplendido palacio, mientras hay tantos hombres que se mueren de hambre, de ahí me ha traído el Señor, del sinsentido de pensar que todo se podía hacer con los puños, con mis fuerzas, con mis conocimientos, esa ha sido su grandeza, hacerme ver gracias al Camino Neocatecumenal, que él está vivo, resucitado , presente, actuando todos los días en mi vida, que se ha hecho semejante a mí para que yo me revista de él; para vivir en una comunidad concreta sirviendo a todos los hombres y a su amada iglesia, a través de la oración, del silencio, del canto de los salmos, siendo un instrumento, para que puedan llagar hasta él, todos los clamores de los hombres y mujeres que buscan amor, comprensión, justicia, de los que se encuentran angustiados enfermos, o de los que simplemente nunca buscan al Señor o no creen en él, por ellos también rezamos, para que el señor los bendiga.

Algo que siempre me ha impresionado desde que llegue al monasterio y que me gustaría mencionar, es ver cómo pasan los días y ninguno es igual al otro y como no hay tiempo para la tristeza, ni el aburrimiento y precisamente esa es la pregunta más frecuente que algunas de las personas que nos visitan o que están afuera se hacen. ¿Cómo es posible vivir así? ¿Ustedes no se aburren?, no salen, no ven televisión, no comen lo que quieren, no van al cine a ver la película de moda, no escuchan música no tienen redes sociales; pues sorpréndanse la respuesta es NO, no nos aburrirnos, es mas creo que aquí, me he reído más que afuera, pues se vive en fraternidad, en caridad, en amor, cosas que difícilmente afuera uno puede ver y experimentar, como dice San Pablo. ¨Mirad como se aman¨ y eso es lo que he encontrado en el monasterio, una comunidad que me ha acogido amado y la razón más importante por la cual no nos aburrimos es porque Jesucristo esta en medio de nosotras y por eso es posible que 22 mujeres pecadoras como todos, de diferentes nacionalidades, edades, pensamiento, puedan vivir en comunidad sin tristeza, sin frustración, sin amargura, porque el que convoca el que congrega el que preside el que consuela es el Señor en persona.

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Hna. María Melissa

Un año. Un año ha transcurrido desde el momento en el que salí de mi casa, rompiendo a causa de la despedida el corazón de mi familia, Para venir acá, a este monasterio en el que me esperaban estas monjas con los brazos abiertos para conducirme mediante su ejemplo y compañía a aquel que ya desde los trece años me llamaba,

Recuerdo que a los trece años ingresé al Camino Neocatecumenal, el cual “abandonaría” años mas tarde pues cuando comencé a crecer, comenzaba a notar la diferencia que quieras o no existe entre quienes tienen una palabra o no, esta diferencia me molestaba enormemente y recuerdo que cada día me preguntaba ¿por qué mi mamá tenia que estar en la iglesia? ¿Por qué yo siendo tan joven tuve que entrar al camino? ¿Por qué en cierta manera tenia ya una conciencia de pecado que no me dejaba indiferente ante mis obras?, En fin…

Cada día rechazaba con mas fuerza a la iglesia, llegando al punto de entrar en rebeldía con mis padres, tuve una edad en que no había día que no peleara con ellos, ya fuera porque no me dejaban salir o porque no podía llegar tarde a la casa… etc.; Sin embargo, recuerdo un hecho muy concreto de cómo hoy gracias a mis padres estoy aquí, y es que cuando iba a pedir algún permiso para salir siempre mi padre me decía: “Puedes ir, pero mañana domingo a eucaristía y el martes a palabra”, yo recuerdo querer morirme de la rabia, pero aun así aceptaba a fin de poder salir. Y hoy veo que si mis padres no me hubiesen “Obligado” a ir a la comunidad, jamás podría yo estar acá.

En el año 2011 la comunidad tenia una convivencia llamada “Shema” a la cual increíblemente quise asistir en libertad y fue allá donde escuche que solo Dios te ama sin exigirte nada, para mi escuchar esto, transformo mi vida, tanto que yo ya no dejaba de asistir nunca a la comunidad,

El 29 de junio de 2012 me levanto con llamado a la vida contemplativa, llamado que se concretizaría el 16 de noviembre de 2012 cuando los catequistas después de escucharme me dicen: “Si, te vas al monasterio”, ese momento, fue el día en el que aquella frase: Solo Dios te ama sin exigirte nada se cumplía en mi vida, pues si hoy yo estoy aquí es por pura gracia y misericordia de Dios.

Por eso he de concluir dando las gracias a Dios por la elección que hace conmigo porque aun a pesar de mis flaquezas e infidelidades el sigue apostando por mi, prueba de ello es que hoy yo este tomando el habito.

Gracias también a mis padres, los cuales a pesar de mis rebeldías, groserías no se cansaron de insistirme, de brindarme un testimonio, de llamarme a conversión, Gracias porque aunque cansado por el trabajo del día sacaban fuerzas para salir a buscarme y analizar a todos “mis amigos”

Gracias a mi hermana Vanesa, que con su ejemplo me denunciaba mi mediocridad, que siempre estuvo pronta para corregirme, para ayudarme a valorarme desde mi condición de mujer.

Gracias a esta comunidad, en la que he encontrado ese rostro de cristo, en la que me he sentido acogida, amada y deseada. Gracias a todas por que cada día me conducen a aquel que desde antes de nacer ya me había elegido. Gracias…